Hoy

29 de septiembre de 2014


Hoy busco tener fe aunque me encuentro en el centro de la tormenta donde estoy estática, sin rumbo, sin esperanza y sin confianza, pero irónicamente busco confiar en la esperanza de lo nuevo y lo desconocido para mí.

Desear volar cuando mis alas están heridas no tiene mucha gracia, no llegaría a la cima de la montaña, no enamoraría con mi danza al volar, lo único que lograría es lastimarme aun más, caería de nuevo al centro de la tormenta y no seria sencillo salir nuevamente de ahí.

Desde pequeña lo más importante para mí era amar, soñaba con esas historias que mi padre me contaba cada noche que él podía ir a casa, soñaba con la dulzura de ser una princesa y encontrar a ese príncipe que tuviera la fuerza de detener el tiempo al vernos, que dentro de sus imperfecciones fuera perfecto para mi, que al verlo moviera cada fibra, célula y átomo de mi cuerpo. Pasaba horas leyendo novelas de amor, suspirando entre líneas y soñando como toda una  adolescente afanada por encontrar el amor.

Mi mejor amiga siempre me ha dicho que soy muy fría para la gran mayoría de las cosas pero cuando de amor se trata soy débil, soñadora, ilusionada y desesperada. Hace poco me dijo que estaba siendo fría y muy radical al pensar que el amor verdadero solo existía para unos pocos que simplemente tienen esa suerte en su vida,  el resto se conforma con cualquiera o no sienten que el amor sea de vitalidad para ellos.

Por primera vez en mi vida quiero limpiar mis heridas, sanarlas y volar a la cima de la montaña haciendo lo que me apasiona, pero esta vez no quiero pensar en el amor, no quiero pensar en el príncipe que jamás llegara, ni en las estrellas que podría tocar a su lado…

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