Me permití llorar

20 de agosto de 2016


Desperté entre el cansancio de un malestar corporal y mi compañero intermitente de hace un mes y medio, el tan detestable insomnio.

Me levante de la cama, lave mi piel, mis dientes, amarre mi cabello y me cerré en mi burbuja. Me encimé en mis pensamientos, dolores, sueños, en la triste voz de mi madre que escuche en la mañana a través del teléfono, en lo mucho que extraño mi hogar, mis olores, mis sabores, mis colores, como también me deje llevar por la curiosa sensación de extrañar un abrazo verdadero, un toque de hombro o una caricia en el cabello donde sin mucha palabra se sintiera el calor de un "Todo estará bien".

Me deje llevar por mis sentimientos más escondidos, me refugie en la ducha una y otra y otra vez para permitirme llorar sin tabúes, sin presión y sin explicación, como si llorará bajo una cascada y el río limpiará mis lágrimas y me purificará.

Me encerré en mi silencio, en mis miedos, en esos sueños que son solo fantasías, en los sueños que si se pueden lograr, en la realidad tan desesperante y complicada de mi país. Me deje llevar por la tristeza de una monotonía diaria, también por la fuerza mental y física que tengo diariamente porque a veces es agotador ser la fuerte...

Luego de mucho tiempo de fuerza y frialdad interna me deje llevar, me deje sentir y aunque no sé que pase mañana al despertar es probable que vea la luz ante este día gris, quizás despierte y me reinvente, me modifique o simplemente agradezca este momento que por alguna razón comparto con quien este leyendo esto. Y a ti te digo que a veces es necesario dejarse sentir sin penas, miedos, tabúes, luego de eso saldrá el sol y verás todo de manera clara.

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